18 de octubre de 2014

¿CÓMO ELEGIMOS A NUESTRO GINECÓLOGO?


Elegir al profesional que se convertirá en tu segundo marido por las próximas 40 semanas no es una decisión que uno debe tomar a la ligera. Este profesional será el hombre (o mujer) que te verá en el peor estado físico y psicológico de tu vida, y será el elegido para observar a detalle las partes más íntimas de tu humanidad.  Tu vida y la vida de tu hijo dependerá de sus manos y es por eso que muchas de nosotras nos tomamos nuestro tiempo para analizar su elección. 

Por nuestra parte, nosotros tuvimos en cuenta cuatro criterios básicos para elegir a nuestro ginecólogo:


1.- Queríamos que el ginecólogo atendiera de forma permanente en la clínica que ya habíamos elegido (click aquí para ver cómo elegimos la clínica). Yo quería estar segura que el doctor que nos llevara el embarazo fuera el mismo que nos atendiera en el parto.

Realidad: En los hospitales del estado los doctores que atienden consultas externas no son los mismos que atienden en sala de partos. Es difícil establecer una relación de confianza porque no hay continuidad ni un contrato terapéutico real.


2.- Queríamos que el ginecólogo tuviera adicionalmente un consultorio particular donde también pudiera atendernos.

Realidad: Debido a la escasez de buenos profesionales, los buenos ginecólogos tienen mucha demanda y siempre tienen los turnos ocupados. Muchos de ellos inclusive trabajan en varias clínicas a la vez y es por ello que hay que sacar turno con semanas de anticipación. Es así que nos pareció conveniente tener un respaldo por si se nos presentaba alguna urgencia o por si no conseguíamos cita en la clínica donde nos estábamos atendiendo.


3.- Queríamos que el ginecólogo en cuestión estuviera dispuesto a responder con amabilidad todas nuestras preguntas de papás primerizos y que nos contestara el teléfono a cualquier hora del día.

Realidad: Es increíble la cantidad de historias que he escuchado de ginecólogos deshumanizados que no tienen trato con sus pacientes. Por nada del universo quería un doctor que me tratara como ganado o que me hiciera sentir como tonta al hacer las típicas preguntas de mamá primeriza. Asimismo quería que el doctor me contestara el teléfono a cualquier hora y/o que me devolviera la llamada apenas se desocupe.


4.- Y por último, queríamos que el ginecólogo tuviese buenas referencias de personas cercanas a nosotros. Es decir, que haya atendido embarazos y partos de amigos o familiares que nos pudieran dar detalle de sus experiencias.


Ojo: para tomar una decisión NO fue importante para nosotros que el ginecólogo:

  • Sea la primera vez que me atendiera 
  • Sea hombre o mujer
  • Sea joven o viejo
  • Tenga mucha o poca experiencia
  • Tuviera mucha congestión de pacientes.


El doctor fue mejor de lo que pensé y nos atendió mejor de lo que esperábamos.

El tipo tenía tanta paciencia que se daba el tiempo de responder una por una todas las preguntas que yo llevaba anotadas en una hoja (sí, así de controladora soy) y se daba el tiempo de contestar las llamadas de sus pacientes a cualquier hora. Yo nunca lo llamé a una hora imprudente (como en la madrugada) pero recuerdo alguna vez haberlo llamado a las 6am sin ningún problema. A mis cuatro meses de embarazo se fue de vacaciones a Europa por un mes! y contestó todos mis correos con pocos días de diferencia. Nunca nos dejó abandonadas.

Nos gustaba mucho este doctor porque le daba un lugar especial al papel del padre. Cada vez que íbamos a una consulta se dirigía a ambos por igual y al final siempre felicitaba a mi novio por la buena salud de nuestra bebe (él siempre salía orgulloso y con el pecho hinchado de felicidad).
Aunque a algunas personas les resultase molesto, a mí nunca me molestó que nos hiciera esperar en las consultas de rutina. Si se demoraba, siempre se disculpaba y nos explicaba las razones por las cuales se había demorado (usualmente era porque estaba atendiendo consultas de emergencia, partos o cesáreas no programadas). Yo en ese momento me ponía en los zapatos de esas mujeres de emergencia y me daba cuenta que también hubiera demandado que mi doctor estuviese ahí conmigo aunque eso implicara que llegara tarde a sus consultas de rutina con sus otras pacientes.

La estrategia de ir a su consultorio particular funcionó de maravilla también. Hubo un par de veces que las citas no cuadraban con nuestros horarios de trabajo y nos atendió en su consulta particular sin mayor caos. En otra ocasión se me presentó un flujo muy molesto y no pude esperar a hacer cita en la clínica, así que me fui de frente a su consulta particular sin ningún problema.

La experiencia le brotaba hasta por las orejas, tenía muy buenas referencias y para nosotros no representó ningún problema que fuese varón. 
Desde el día1 se convirtió en mi ginecólogo de cabecera y será así hasta el final de mis días (¡qué dramática soy!).

Y tú, ¿cómo elegiste a tu gineco-obstetra?
¿qué criterios tomaste en cuenta? ¿tu pareja estaba contenta con su trato?


1 comentario:

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