Para sobrevivir el primer mes de postparto lo primero que tuve que hacer fue quitarme de la cabeza que yo podría hacerlo sola. Nada de creerme la súper mamá, de creerme la autosuficiente, ni de darle al mundo la idea que todo era natural y fácil para mí. Nada de eso.
La última semana de embarazo me empecé a preparar mentalmente para frenar a mi "yo controladora" y a mi "yo organizadora" y a hacerle más espacio a la nueva "yo que se equivoca". Entendí, después de mucha lectura y mucho autoanálisis, que no podría seguir al pie de la letra lo que dice la tan exquisita Teoría del Apego y que era probable que no podría amamantar, colechar, ni portear como yo me lo había imaginado (mejor dicho, como lo había ilusionado).
Pero para que entiendan la frustración que tenía adentro, hay algo que tengo que decir de mí y que los que me leen aún no saben: soy psicóloga familiar de profesión. Y es por ello que yo, más que cualquier simple mortal, entendía la necesidad psicológica de mi bebé de estar conmigo todo el tiempo. Pero había otra parte de mi ser (la humana corriente), que sabía que llegado el punto colapsaría emocionalmente por lo abrumador que es la maternidad.
Así que puse los pies sobre la tierra y dejé de autoexigirme o de leer lo que otras personas decían en los blogs de maternidad que sigo en internet; y en el primer mes de postparto hice lo siguiente:
1.- Ninguno de los dos trabajó en ese mes. Estuvimos de acuerdo con que ninguno dejaría al otro por más de 4 horas. Tomamos vacaciones, suspendimos nuestros trabajos y nos dedicamos íntegramente a sobrevivir el primer mes en casa (que se amplió hasta los casi 3 meses de nuestra bebé!). Vivimos de ahorros y ajustados de dinero pero les juro que hasta ahora ha sido la mejor decisión que hemos podido tomar. Cuando yo mire atrás en el tiempo me seguiré sintiendo orgullosa de haber tomado tremenda decisión, de eso no tengo duda. En estos casi tres meses la maternidad no ha sido exclusiva de mi persona, por lo tanto mi novio ha tenido la oportunidad de sentir en carne propia lo espantoso que son los tres primeros meses para el cuidador de un recién nacido; y lo más importante: juntos hemos tenido el tiempo y las fuerzas para disfrutar a nuestra bebé.
2.- Exigí a mi pareja que cumpla su rol de padre. Ojo, no le pedí a mi novio "que me ayudara", sino que le exigí que hiciera lo que le correspondía como padre. Mi hija es tan hija mía como suya, la hicimos los dos y ambos somos responsables de ella en igualdad. Así que nosotros dos criamos a nuestra hija y el resto de humanos son los que "ayudan" (amigos, hermanos, suegros y padres). Mi novio "no ayuda", mi novio "hace". Más que claro.
3.- Hicimos turnos. Esto fue en definitiva lo que mejoró mi calidad de vida y en consecuencia me permitió disfrutar a mi hija
en su primer mes como sé que pocos lo han hecho. Les explico, el primer turno de 4 horas lo tomo yo y va de 10pm - 2am. Luego yo me voy a dormir y mi novio coge el siguiente turno que va desde de 2am - 6am. CUATRO DELICIOSAS HORAS que nos permite por fin descansar sin interrupción. Y sí! no tengo vergüenza de admitirlo, duermo riquísimo, sin remordimientos y encima me voy a dormir a la sala para que nadie me interrumpa!
4.- Le di la bienvenida al sacaleches. Yo sé que lo mejor es darle leche materna al bebé y que de preferencia sea directamente del seno materno para instaurar el apego seguro. Yo lo sé. Pero también sé que si no descanso aunque sea 4 horas diarias, ese apego seguro que tanto trato de conquistar se convertirá en un apego inseguro rápidamente. He llegado a la conclusión que si yo no estoy bien (descansada y de buen humor), no podré ser buena mamá para mi bebé. Así de simple. Así que me compré un sacaleches y empecé a dejar la leche en almacenamiento para que mi novio pueda también alimentar a su hija y ser parte de algo tan importante como eso.
5.- Deje que mi pareja se equivocara. Y digo "equivocara" porque desde mi perspectiva lo estaba haciendo mal, pero luego me di cuenta que sólo lo estaba haciendo de otra manera. Así que dejé que hiciera lo suyo a su manera (aunque siguiera pensando que estaba mal) y mantuve la boca cerrada hasta ahora. (Lo mejor que he podido hacer por nuestra relación hasta ahora).
6.- No recibimos visitas. Ya, seguro que están pensando que me creo una diva y por eso no recibí visitas durante todo el primer mes. Pero lo cierto es que nuestros cuerpos y emociones estaban al límite los primeros 30 días y sonaba inhumano para nosotros limpiar el chiquero de casa que teníamos en ese entonces, ponernos presentables, atender a la visita durante un par de horas y encima arriesgarnos a exponer a nuestra bebé a enfermedades externas. Ni hablar!
7.- Recibimos ayuda de nuestros familiares. Aunque desde el principio supe que los únicos que nos haríamos cargo de la bebé seríamos mi novio y yo, sí aceptamos ayuda indirecta de nuestros familiares (sobretodo de mi suegra). No nos ayudaban a cuidar a la bebe (no lo hubiera permitido tampoco), pero sí nos ayudaron todo ese primer mes en prepararnos el almuerzo y en lavarnos la ropa. ¡GRAN AYUDA!
8.- Compramos comida para un mes. Antes de dar a luz fuimos al supermercado, llenamos el carrito de compras y nos abastecimos de todo lo necesario para sobrevivir un mes en casa. Llegado el momento no tuvimos necesidad de salir a la calle a comprar nada y nos ahorramos el esfuerzo sobrehumano de salir a la calle con una recién nacida para comprar cosas que se pudieron haber previsto. Creo que ya hay suficiente drama con sobrevivir ese primer mes como para añadirle tráfico de autos, aires acondicionados a nivel congelador, colas interminables y caminatas largas, ¿verdad?.
9.- Compramos pañales para un mes. Y no sólo hablo de pañales, sino de todo lo necesario para sobrevivir durante 30 largos días (en realidad compramos todo lo necesario para sobrevivir los 5 primeros meses!). Durante el embarazo utilicé por supuesto mi lista de compras para asegurarme que llegado el momento no tuviéramos que salir corriendo a la media noche a comprar pañales, aspiradores nasales, crema para las escaldaduras, ni nada de esas cosas. No pueden imaginarse lo aliviados que estamos hasta ahora!
10.- Y lo más importante: dormimos cada vez que la bebé dormía. Si el baño estaba sucio, tenía mil llamadas perdidas o me olvidaba de lavarme los dientes ese día, todo podía esperar. Mi sueño era más importante que esas cosas y me obligaba a dormir aunque no tuviera ganas. Mi cuerpo finalmente me lo agradeció, y pasé de parecer un zombie a parecer una humana con las ojeras de oso panda.
Para mí el primer mes fue espantoso, agotador, limitante e inhumano. Yo tenía una vaga idea de lo agotador que sería "mantener viva" a mi hija durante ese primer mes, pero jamás imaginé que nos llevaría al límite del colpaso emocional. Si me piden ahora que recuerde cómo pasé esos 30 días, les juro que no podría dar razón. Pasamos ese mes en automático e hicimos todo de forma tan mecánica durante semanas que, llegado el día en que cumplió un mes, pudimos recién salir del modo zombie en el que estábamos para celebrar nuestro primer mes como papás (y su primer mes de vida, claro).
Pasado el primer mes de tortura y de mantener las emociones al límite, con más tranquilidad empezamos a recibir visitas, salir a la calle con el portabebés fular y hasta nos dimos el lujo de viajar en nuestro auto a visitar a los abuelos a otra ciudad.
Yo les recomiendo a todos los que lean el blog que tomen en cuenta estas diez cosas para sobrevivir dignamente el primer mes con su bebé. Yo les aseguro que mientras más organizados y mejor descansados estén, mejores padres serán. Es clara la cosa.
Pasado el primer mes de tortura y de mantener las emociones al límite, con más tranquilidad empezamos a recibir visitas, salir a la calle con el portabebés fular y hasta nos dimos el lujo de viajar en nuestro auto a visitar a los abuelos a otra ciudad.
¿Alguno con un tip adicional?
gracias por los consejos, y por abrirme los ojos a esa realidad que todavía no conozco pero está en camino
ResponderBorrar