Como mis amigas de la infancia han tenido “el placer” de soportar mi drama desde que éramos pequeñas, sabían que yo tendría muchas restricciones y que no me sentiría feliz con la organización de un baby shower tradicional. Así que antes de cualquier problema yo preferí adelantarme para recordarles algunas cosillas de importancia:
- No quería que me hicieran un baby shower sorpresa. No quería que me sorprendieran con unas ojeras hasta el cuello y una cabellera con nudos, mas bien yo quería ponerme linda ese día y darme tiempo para estar fresca y descansada.
- No invitaría a gente por simple compromiso. Quería sentirme cómoda con la gente a mi alrededor para poder ser yo misma, hablar groserías, comer como cerda, reírme con la boca abierta y llorar si se me daba la gana. No quería guardar compostura.
- No quería invitar a gente que no veía hace más de un año, gente que desconociera que yo estaba embarazada o gente que no haya participado activamente de mi embarazo.
- No quería que hicieran juegos humillantes, que nos ridiculizaran, que nos hicieran pasar un mal rato o peor aún, que tomaran al papá de punto para emborracharlo (en mi ciudad es muy común hacer eso) (ver anexo A).
- No incluiría en la lista de regalos cosas costosas, artículos grandes, marcas exclusivas o difíciles de conseguir.
- Mi novio estaría incluido en todo el proceso y la fiesta sería para él también (ver anexo B).
- Y por último sería un baby shower mixto, no de mujeres únicamente.
Como podrán ver, mis pobres amigas se vieron con las manos atadas y al final no les quedó más remedio que incluirme en la organización oficial porque sabían que yo era algo “particular”.
Las ideas se empezaron a plantear desde la semana 25 de embarazo y la fiesta se realizó en la semana 30. Yo no quería esperar a tener una barriga enorme que pudiera ser usada como mesa para bocaditos o que mis patas de tamal hicieran explotar mis zapatos. Por el contrario, quería sentirme cómoda y tener tiempo en las semanas posteriores para ordenar las cosas regaladas y/o para terminar de comprar lo que no se nos regaló.
Según mi experiencia hay un orden a seguir para no volverse loca en la organización de un baby shower:
2.- Lista de invitados. Si no se sabe la cantidad de personas que invitaremos, no se puede elegir el local, la cantidad de comida, la cantidad de tarjetas, los recuerdos, ni nada. Dependerá de cada uno si se hará una fiesta grande o algo más íntimo.
3.- Lugar de reunión. Luego de saber si será una fiesta grande o pequeña, se podrá elegir el lugar de reunión. En nuestro caso no queríamos que nadie gastara mucho dinero y es por ello que ofrecí la casa de mi hermano como lugar designado.
4.- Cotización y gasto aproximado. Al saber la cantidad de invitados y el lugar de reunión, es que se pueden hacer las cotizaciones necesarias. En mi caso muchas cosas fueron adaptadas de la casa de mi hermano, pero aún así fue necesario adquirir otras cosas (sillas) y mandar a hacer otras (comida, impresión de invitaciones, recuerditos, decoración, juegos, etc.). Entonces mis amigas hicieron una lista de lo que necesitaríamos e hicieron un presupuesto aproximado para financiar la fiesta (la fiesta puede ser financiada por las personas organizadoras, algún familiar o como fue mi caso, por los oferentes).
5.- Elección de oferentes. Acá tendremos que calcular cuántas personas colaborarán y cuánto será su cuota. Podría ser que hayan 2 oferentes y que den una cantidad fuerte de dinero; o podría ser que hayan 10 oferentes que den cuotas más pequeñas y accesibles de dinero (este último fue mi caso). Esta cantidad de dinero recolectada tendría que cubrir el gasto total de la fiesta, por eso es importante ser meticuloso en el punto 4 arriba mencionado. Escogimos entonces de nuestra lista de invitados a los "posibles" oferentes (ver anexo C) y mis amigas los llamaron para solicitar su colaboración. Luego que aceptaran colaborar con dinero, se coordinó la recaudación por transferencia bancaria.
6.- Alquiler, reservación, contratos y compras. Con el dinero ya en mano, mis amigas pudieron mandar a hacer las tarjetas, alquilar las sillas, mandar a hacer los bocaditos, comprar la decoración, y todo lo necesario para la fiesta. Si el baby shower es grande, entonces tendrían que darle prioridad al alquiler del local (sé de amigas que por no dar el adelanto del alquiler se quedaron sin local).
7.- Lista de regalos. Me sentó mal pedirle regalo a los oferentes (¿ya estaban regalando dinero, no?), así que los descartamos de la lista y nos enfocamos en el resto de invitados. Yo sé que es de mal gusto "pedir que te regalen algo en específico", pero que te regalen 30 ajuares de recién nacido NO termina siendo una ayuda y ¿acaso el baby shower no es para ayudar? Entonces hicimos mi novio y yo una lista de cosas que la bebé necesitaba (todas del mismo precio aproximadamente) y se las asignamos a los invitados (ver anexo D).
8.- Llenado de tarjetitas y reparto. Luego de asignarle a los invitados los regalos en borrador, pude por fin llenar las invitaciones. Las tarjetas las llené yo porque mis amigas tienen unas letras que bien se descifran con lupa o con jeroglíficos (qué mala que soy!). Entonces llené las tarjetas y nos las repartimos entre todos para la entrega.
9.- Reconfirmación de asistencia. Una semana antes del evento, reconfirmamos la asistencia de todos y así nos aseguramos la cantidad de invitados que asistirían.
10.- Día del Baby Shower. Durante la fiesta mi novio se sentó al lado mío y participó con corona de oro tanto como yo lo hice, ¿de todas formas él también es parte de la bebé, no?. Mis amigas concedieron nuestro deseo de no hacer juegos humillantes ni ridículos, y nos divertimos muchísimo haciendo los típicos juegos tradicionales. Abrimos los regalitos y no tuvimos necesidad de comprar nada hasta mucho después de la llegaba de la bebé. Lo que sobró del dinero en efectivo de los oferentes nos sirvió un montón para comprar otras cositas que no habíamos previsto con tiempo. La verdad es que con un baby shower así de pequeño y simple yo sentí que estaba en las nubes. Estuve en medias (sin zapatos!) toda la fiesta y no guardé compostura, fui yo misma todo el tiempo. Estuvo genial!
Anexo A. Lo que pasa es que en la ciudad donde vivo se ha puesto de moda contratar un maestro de ceremonia (dalina o payaso) que lo único que hace es divertirse con la desgracia ajena. Someten a los invitados, los obligan a hacer el ridículo, a participar en juegos humillantes y a emborrachar al papá sin ningún motivo. Es por esto que aclaré con anticipación que no quería lidiar con esto en la fiesta.
Anexo B. La gente piensa que el baby shower es una fiesta para la mamá y que los regalos son para ella. Si el baby shower hubiera sido para mí, yo hubiera pedido que me regalaran un día en el spa, unas buenas sesiones de pedicure y la inicial para una liposucción, ¿no lo creen?. Yo pienso que el baby shower es una fiesta para el bebé que viene en camino y los padres (ambos padres) son solamente protagonistas secundarios. Es por esta razón que insistí que mi novio participara en todos los juegos, se sentara al lado mío en la fiesta y se le tratara con la misma cortesía que a mí. Me revienta que el papá "sólo sirva para cargar las cosas pesadas" y para ser la víctima del payaso.
Anexo C. Elegimos mi novio y yo a estos oferentes por la proximidad que tenían con nosotros y por su involucramiento con nuestro embarazo. No seguimos los consejos de otras personas que nos decían que debíamos de poner como oferentes a nuestros amigos con mayores posibilidades económicas. Eso a mí me sienta muy mal y me parece de mal gusto.
Anexo D. Me parece feo obligar a los invitados dar determinados regalos, pero les digo también que hay gente a la que les acomoda súper bien. Esto lo digo por experiencia y hablo por mis hermanos. Tengo 3 hermanos hombres (ninguna hermana mujer) y para ellos hubiera sido una tortura ir a comprar regalos a la tienda de bebés sin una guía. A muchos amigos (hombres sobretodo) se les pidieron cosas fáciles de conseguir y claras de explicar (por ejemplo: 50 pañales Huggies talla P, bolsa celeste “100 primeros días”). Así de fácil y de claro. Al resto de humanos normales que sabíamos que tenían un mejor sentido de la decoración y de la moda, les pedimos cositas un poco más sofisticadas pero siempre con el mismo precio aproximado.
Y a ustedes, ¿cómo les fue?
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