Como era de esperarse, tenía que dedicar una publicación completa para hablar (mejor dicho para quejarme) sobre las alteraciones que sufre nuestra piel durante el embarazo. Antes de embarazarme yo tenía claro una sola cosa: que a las mujeres embarazadas la piel se les ponía radiante. Pero oh sorpresa! en mis primeros 90 días de embarazo tuve que aguantar la humillación de lucir unos granos dignos de una segunda adolescencia. Es cierto que soy una persona que tiene tendencia al acné, no puedo negarlo, pero esos tres primeros meses de embarazo iban en contra de todas las creencias populares y me hicieron revivir las épocas de colegio donde mi cara dejó de parecer una cara y se convirtió en un maldito cactus. Lo peor de todo es que durante ese periodo no pude echarme ninguna crema medicada para el acné porque como ya mencioné, estaba en mi primer trimestre de embarazo y no podía aplicarme absolutamente nada que pudiese afectar a mi bebé. Así que durante esos tres meses de mi vida tuve que aguantar dos cosas importantes: 1) la humillación de retroceder a la adolescencia con esos granos asquerosos y 2) a la gente diciéndome “lo linda que se les pone la piel a las mujeres durante el embarazo”(como preguntándose qué estaba pasando conmigo).
Acné del embarazo |
Pero a partir del cuarto mes tengo que confesar que las cosas cambiaron. Esta vez la piel se me resecó bastante e incluso me salió algo de dermatitis alrededor de los ojos. La resequedad no solamente apareció en mi cara, sino en mis senos, en mi cuerpo y sobretodo en mis manos. Este problema de resequedad duró hasta el final del embarazo e incluso lo sigo manteniendo hasta el postparto, pero como siempre digo "no hay nada que una buena crema de Avene no pueda solucionar".
Pero mis queridas lectoras, de repente muchas de ustedes todavía no se identifican con mi caso porque la dualidad del acné/resequedad no les sucede a muchas durante el embarazo, pero estoy segura que con el tema de las malditas manchas sí. Y estoy hablando de esas manchas horrorosas, ese “paño” y
esas malditas pecas que aparecen en
las caras de las mujeres embarazadas.
Cloasma del embarazo. |
Tengo que resaltar que yo siempre fui
amante del bloqueador (lo uso verano, otoño, invierno y primavera), pero esa
cantidad de bloqueador que usé durante mi embarazo ya era absurda. Lo gracioso
es que aún usando tanto bloqueador y protegiéndome tanto del sol no pude evitar
verme algunos defectos en la cara. Un día examinando mi rostro me di con la
sorpresa que tenía unas manchitas pequeñas al lado de mis ojos, que mis ya
extintas pecas habían resurgido y, lo
peor de todo, que una mancha gigante que parecía suciedad había aparecido en el
lado izquierdo de mi pecho. Una mancha que sin exagerar, ocupaba el 70% del
lado izquierdo de mi pecho y que tenía una apariencia bastante desagradable. Es
cierto que no me salió “paño” o manchas grandes en la cara y que dentro de todo
debería estar contenta que me haya salido solamente en el pecho, pero de todas maneras me molestaba.
He tenido la oportunidad de ver desde ese entonces a muchas mujeres
embarazadas con manchas bastante pronunciadas en la cara y que les abarcan gran
parte de los pómulos y la frente. Una situación bastante fregada, la verdad. No
se lo deseo a nadie.
Estrías. |
Pero hablando de la cantidad absurda de bloqueador que debemos usar
para no mancharnos la piel, no puedo evitar hablar de las cantidades industriales de
crema que se usan para evitar las horrorosas y antiestéticas estrías.
Ahora, no me vengan a mí a decir que las estrías son “marcas de las
valientes”, “las marcas de orgullo de una madre”, ni nada de esas mentiras. Yo les
apuesto que esas mismas que dicen ese tipo de cosas no pueden soportar verse
una cana en la cabeza, una arruga en la cara, ni un rollo en la panza. Las
estrías son feas y punto. Y si se pueden evitar, yo estoy segura que la mayoría
hará lo necesario para evitarlas.
Lo que yo no había calculado y me hubiera gustado que
me dijeran antes de embarazarme, es que debí de haber empezado a preparar mi
piel desde mucho antes. Debí de haberme comprado mi crema Nivea en lata, mis
cremas antiestrías de Eucerín, la famosa Luciara de Bayer, mi aceite de almendras y todo lo que pudiera echarme para mejorar la calidad de mi piel
antes de concebir a mi bebé. No lo hice porque no supe, no investigué con
anticipación y terminé aplicándome mis cremas a partir del cuarto mes de
embarazo como cualquier mortal.
Estrías en los pechos. |
Pero eso no fue todo. Luego de darme cuenta que empecé a usar las
cremas un poco tarde, me di con la sorpresa que las estrías no solamente salen
en la barriguita, sino también en la parte baja de la espalda, en las caderas y
en los senos. Esas partes del cuerpo que acabo de mencionar también engordan,
se hinchan y suelen estriarse también. Yo, por supuesto, jamás hubiera pensando
que eso podría suceder ya que suponía que los embarazos eran como los que se ven
en la televisión. Es decir, unas mujeres que conservaban su cuerpo de soltera
pero con barriga de embarazo. Sí, pequé de ignorante, lo sé. Pensé que sería
fácil mantenerme en forma y solamente engordar la barriga. Error. Todo el
cuerpo engorda, las caderas se hinchan, los brazos, la cara, los pies se
inflaman, todo crece, todo se infla. Así que empecé a embadurnarme en cremas
religiosamente por todo el cuerpo, tal cual uno hace con su pan con mantequilla
en el desayuno y le di énfasis a las partes que más sufrían para que no me
aparezcan esos horribles arañazos de gato.
Naturalmente no todo funcionó como lo había planeado...
Para seguir leyendo los otros cambios que surgen en nuestra piel en el embarazo, da click aquí para leer la segunda parte.
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