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Bueno pues, después de mis largas horas de reflexión nocturna, de ver mucha televisión y de navegar mucho por internet llegué a mis 28 semanas de embarazo donde el drama se intensificó a su punto más alto. Para las que no sepan, a partir del séptimo mes los problemas de sueño empeoran por ley y no hay mujer embarazada que pueda dormir de largo. No existe.
Bueno pues, después de mis largas horas de reflexión nocturna, de ver mucha televisión y de navegar mucho por internet llegué a mis 28 semanas de embarazo donde el drama se intensificó a su punto más alto. Para las que no sepan, a partir del séptimo mes los problemas de sueño empeoran por ley y no hay mujer embarazada que pueda dormir de largo. No existe.
La barriguita ya está bastante grande y no deja dormir en paz y comodidad. El aumento de peso le pasa factura al cuerpo y se lo cobra con intereses. Para mí, el dolor de espalda era insoportable y ni la mejor almohada de maternidad podía eliminar el dolor que yo sentía en mi colita (zona lumbar sacra). Hice absolutamente todo lo que me recomendaron y después de las frotaciones, las citas al quiropráctico, las compresas calientes, de dormir de lado y de mis duchas calientes antes de dormir, por fin pude sentir “algo” de alivio.
El dolor me partía en dos desde la mitad de mi espalda hasta los músculos de las nalgas y hubo veces que hasta me paralizaba al caminar. Descubrí entonces una forma práctica de dormir y consistía en recostarme de lado izquierdo, poniéndome la almohada de lactancia entre las piernas, otra almohada dura atrás de la colita y finalmente una almohada plana para la cabeza. Santo remedio. Me echaba a dormir en esa posición y me despertaba a las horas con algunas almohadas en la cara, otras en el piso y mi novio acurrucado en una esquina de la cama. Pobrecito él también, pobrecitos los dos.
Recuerdo con mucha risa que para ese entonces alucinaba con todas las fuerzas de mi alma encontrarme una lámpara mágica con un genio que me concediera un deseo. Les juro que me hubiera conformado con un solo deseo y no lo hubiera malgastado para pedir por la paz mundial, la cura al cáncer, eliminar la hambruna, ni nada de eso. Yo hubiera sido egoísta y le hubiera pedido al genio de la lámpara que me permitiera dormir boca abajo aunque sea por 3 horas seguidas. Y es que durante el embarazo no se puede dormir boca abajo y es recomendable siempre dormir de lado izquierdo. Mi instinto maternal luchaba a diario con mi tan marcado amor propio, y llegó el momento que entre sueños pretendía ponerme boca abajo pero mi floreciente instinto maternal me despertaba para acomodarme y no aplastar a mi bebé.
Al mismo tiempo en el que el dolor de espalda y el dormir de lado empezaban a torturarme, fue también cuando empezaron a surgir esos horribles calambres nocturnos donde mi dedo gordo del pie tomaba vida propia y paralizaba mis pantorrillas. Llegó el punto en que mi novio se volvió un experto en el asunto y hasta sonámbulo podía aliviarme los calambres con una sola mano y con un beso. Yo lo despertaba llorando a mitad de la noche con la pierna paralizada y él, con toda la calma del mundo, cogía los dedos de mis pies, los flexionaba, me aliviaba el dolor, me besaba y nuevamente a dormir todos. Ahora que lo escribo me da mucha risa, pero para ese momento yo ya estaba cansada de todo esto y quería que acabara.
A partir del último mes de embarazo las pataditas de tu bebé serán otro tema que te mantendrán despierta más tiempo del que deseas. Por alguna razón de la evolución, a tu bebé le encantará despertarte cuando estés durmiendo y decidirá dormir cuando tú estés despierta. Así son las cosas. Pero de repente hay algunas mujeres que estén leyendo esto y que no comprendan por qué unas pataditas tiernas puedan despertarte o impedirte dormir, ¿verdad? Bueno pues, acá les viene otra bomba que nadie en el mundo del embarazo dice con franqueza: las pataditas duelen. Sí, duelen mucho. Y hay casos extremos como el de mi mamá quien terminó con el esternón fisurado por las patadas de mi hermano mayor y que, ahora después de 30 años, esa bola que tiene como secuela le recuerda que fue mamá cuatro veces valientemente.
Y así como las pataditas no dejan dormir y causan dolor, el peso de tu enorme cuerpo tampoco dejará que concilies el sueño. Ya no se puede dormir boca arriba porque tu peso aplasta tus pulmones y no puedes respirar bien. ¡Sientes a veces que te ahogas y hasta te mareas! Entonces te recuestas de lado con la esperanza de agarrar un poco de sueño pero los sofocos nocturnos propios de las últimas semanas de embarazo lo impiden. En ese punto solo te queda dormir sentada y, aunque sea algo que nadie diga, es lo que muchas mujeres terminamos haciendo la última semana de embarazo. Dormir sentadas y tratar de dormir aunque sea 2 horas seguidas.
Y a esto tenemos que sumarle la ansiedad del parto, las ganas de ver a tu bebé y la incomodidad que sientes contigo misma. Llega ese momento crucial en el que nuestro cuerpo y mente ya han sufrido demasiado y necesitamos ser dueñas de nosotras mismas nuevamente.
Entonces, vuelvo a hacer la misma pregunta que hice antes:
¿cómo es que todo el mundo te aconseja dormir todo lo que puedas durante tu embarazo?
¡ES IMPOSIBLE!
¿Alguna vez te aconsejaron eso? ¿Te ha pasado?
Comenta o envíaselo a alguien que esté pasando por lo mismo y necesite desahogarse.
Y si quieres seguir leyendo sobre otras cosas que nadie te dice del embarazo, dale click a cualquier enlace de abajo (agrego más enlaces cada cierto tiempo, así que atentas):
LOS VÓMITOS DEL EXORCISTA (Parte I). Cosas horribles del embarazo que nadie te dice.
METAMORFOSIS DE LOS SENOS (Parte I). Cosas horribles del embarazo que nadie te dice.
HUMANA CON CUERPO DE CERDO (Parte I). Cosas horribles del embarazo que nadie te dice.
LOS VÓMITOS DEL EXORCISTA (Parte I). Cosas horribles del embarazo que nadie te dice.
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