Recuerdo muchísimo la primera consulta con nuestro pediatra.
Mi bebé tenía una semana de nacida y de pronto un día amaneció haciendo caquita líquida y de color oro (mostaza). Lo que nuestros cerebros de padres primerizos dijeron al instante fue: "Diarrea es equivalente a infección estomacal. Infección estomacal es equivalente a deshidratación; y deshidratación es equivalente a la muerte". Así, tal cual lo escribo: pensamos que nuestra hija estaba en riesgo de morir deshidratada. Así que inmediatamente hicimos cita con el pediatra y lo que resultó ese día de la consulta nos hizo cambiar nuestra perspectiva como padres para siempre.
Luego de decirnos que nuestra bebé estaba bien, que no tenía la enfermedad terminal que nosotros le habíamos diagnosticado y que la consistencia y color de sus heces eran normales; el doctor al vernos tan agobiados nos dio una palabra de aliento: